lunes, 1 de septiembre de 2014

Capitulo 7




Mis tíos dormían pero aun así entre sigilosamente hasta su habitación y le deje una nota en su buro. Después me apresure a reunirme con Tom, que me había esperado pacientemente hasta que termine de alistarme.

—¿Qué pasa Tom? ¿Qué me tienes que mostrar?

—Solo camina...por cierto perdón por despertarte tan temprano.

—Y en domingo Tom. Pero no hay problema siempre y cuando sea algo interesante.

—Te gustara muñequita-Lo fulmine con la mirada, el se sonrojó y agrego—Lo siento, es la costumbre.

—Pues espero que te desacostumbres

—Es un poco imposible

Caminamos en silencio por la calle vacía. Claro que la calle estaría vacía hasta medio día por lo menos, toda la gente dormía un domingo a las cinco de la mañana.

Caminamos hasta un pequeño parque.

—¿Qué querías mostrarme Tom?

—Nada. Es solo que no sabía cómo hacerte salir de tu casa y mejor te dije una pequeña mentira.

—Creo que no era necesario mentir, si querías tener mi atención, solo lo hubieras dicho, yo igual quería estar contigo.

—¿Enserio?
—Sí. ¿Por qué no?

Se quedó en silencio.
Nos sentamos en una banca

—Ahora te quiero hablarsobre ese chico misterioso.
—¿Daniel?
_Si Daniel. —Conteste—Creo que lo más apropiado sería no golpearlo y mejor dejar que su amistad fluya, creo que el muy como tú, Georg y
Andy. No apoyo la violencia.
—Pero tú me golpeaste.
—Tú te lo buscaste.
—Tienes razón, —rió—bueno lo pensare pero necesito saber quién es él.
—Tom, tampoco de traumes con ese chico, el simplemente aparecerá otra vez.
—¿Cómo lo sabes?
—Bueno, es obvio—Tome su mano y el envolvió la mía.
—Adela, me siento raro.
—Yo igual me siento rara.
—¿Por qué?
—Porque estoy aquí en un parque solitario, contigo y siento algo muy raro en mí.

Él no se había dado cuenta porque no era de las que mostraban mis sentimientos, incluso era muy
difícil saber si estaba nerviosa. Pero a él yo si lo veía raro. Lo observe por unos segundos más y sentí su nerviosismo. Y me puse de pie. El me miro y al fin rompió el silencio.

—Siento algo que no quiero sentir. —Lo mire un poco feliz y camine un poco en círculos el me miro con atención.
—Yo tampoco lo quiero sentir —Regrese a donde estaba él y le di un beso en una de sus mejillas,
luego me di la vuelta dispuesta a regresar a mi casa.

—¿Entonces tú crees que estas enamorada de él?—Mi cabeza descansaba en una almohada de la habitación de Bill. Bill acariciaba galletas
—No sé
—¿Esta bien enamorarme de él?
—Sí, ¿pero que pasa con Daniel?
—Seguirá en pie, Daniel debe de encontrarse con Tom esta semana
—Adela, yo opino que está bien si te sientes atraída por Tom, pero estás jugando con juego. Y está el asunto de que a Andy le gustas—Me quede callada y mi mente proceso con lentitud aquello.
—¿Cómo que Andy...—Me quede paralizada, no lo había notado

—¿Eso es enserio?
—Claro que es enserio. —Dijo Bill y me senté de modo que quede mirándolo de frente—Deberías de
haberte dado cuenta, pero creo que en eso eres como yo.

Me quede pensando lo que quedaba del fin de semana, Bill había dicho que le gustaba a Andy, y probablemente tenía razón. Pero por el momento no me importaba mucho.

Como bien le había dicho a Bill, Daniel se encontraría una vez más con Tom. Lo más extraño de ese tonto caso fue que después de que me vestí para ir a la escuela, antes de salir me mire más de diez veces y acomode mi cabello más de veinte veces. Nunca había hecho eso, pero sentía que lo debía de hacer, incluso nunca me intereso verme bonita porque en el fondo sabia que lo era, y ¿entonces porque carajos me vi tantas veces en el espejo?

Porque cuando me puse la blusa trate de que esta quedara más ajustada. Me estaba volviendo loca.

Si esa era la respuesta más razonable, estaba quedando loca por verme bien, eso nunca le había importado tanto a Adela Trümper y ahora sí. Debo de dejar de pensar en eso.

—Gustav—El miro a verme—¿Te puedo hacer una pregunta?
—Claro. ¿Sobre la tarea?
—No, es que quiero saber cómo me veo—Èl me examino de pies a cabeza, y un poco confundido.
—Bien, bonita diría yo. ¿Por qué la pregunta?
—No se
—¿Te sientes bien?
—No, creo que perdí la cordura. — Asintió igual o más confundido y entramos al salón, el se quedo
en su lugar hasta adelante, en cambio yo camine hasta llegar alado de Tom, como siempre el ya estaba ahí, apurado terminando la tarea. Deje caer mi mochila y él me miro.

—Hola Adela. ¿Qué tal tu fin de semana?—Pregunto sin dejar de ver su libreta. Me senté un lado.
—Es 4567...-Le dije y el miro a verme. —Ese es el resultado.
—Que bien—Después de escribirlo, se dejo caer contra el respaldo de su silla y se quedo mirándome—Oye...sobre lo que pasó ayer...—Se quedo callado.
—Es mejor olvidarlo, si creo que eso será bueno—Termine de  completar. El asintió y nuestro
primer profesor entro al salón.

—Antes de comenzar la clase, hare algunos cambios de lugar, por favor de pie contra la pared.

El profesor miraba su lista y según las calificaciones nos acomodo, a mi me toco hasta enfrente solo esperaba a mi compañera o compañero. Tom estaba sentado detrás de mí con Bill, Ariana con Gustav. El maestro miro a ver a todos lados cuando menciono el nombre de Andy. Y luego me miro a mí.

—Con Adela. —El camino hasta el pupitre y se sentó a mi lado—Los acomode de esa forma, para que trabajen con la persona de su lado, Adela fuiste el mejor promedio de este parcial. Sigue así, y Andy fue el segundo mejor. Así que por eso
me gustaría ver como se complementan.

No deje de pensar en lo que Bill había dicho, la tarde de ayer, mientras platicábamos, aun tenía esa duda de si él estaba interesado en mí. Lo malo de la situación es que ahora tenía que trabajar con él, tenía que ser mi compañero en la mayoría de mis materias, también algo que me incomodaba era que el sabia lo de Daniel; a pesar de que lo negaba él lo sabía y solo buscaba una forma para descubrirme. La primera semana estuvo tranquila pues casi no nos dejaron trabajar en dúos, o s lo hacían era en equipos de cuatro y solamente le dábamos la vuelta a la sillas para quedar enfrente de Tom y Bill. A si él no pudo decir nada y menos platicar de nada que no fuera tarea. Todo iba bien hasta que el profesor de química analítica dijo que trabajaríamos fuera de casa, una vez más con la persona de tu lado, para mi mala suerte la persona de mi lado era él. Había decidido que el viernes saliendo de la escuela nos reuniríamos en su casa.

—Georg hoy en mi casa—Dijo Tom, Georg lo miro y le hizo un gesto diciendo no puedo. — ¿Si?

—Tom hoy no puedo mi padre me llevara a su consultorio, ya sabes que quiere que sea doctor y además lo estoy ayudando. —Desvió su mirada hacia Andy ¿Qué le diría él?

—Papá esta enseñándome a manejar, no creo poder Tom.

—Está bien, nos vemos mañana.—Me miro a ver y yo suspire en un mescla de tristeza y resignación.

—Adela ¿Quieres ir a tomar una malteada conmigo?—Yo asentí—Te veo a las cuatro de la tarde en la cafetería que está cerca del parque.

—Sí, ahí estaré

Y como había pasado en la mañana, hice lo mismo desordene todo mi armario hasta encontrar algo que me gustara. Algo bonito entre mi ropa, me tope con la de Daniel y quise ir a ver a Tom como Daniel, pero sería arriesgarme a que me descubriera. Aunque ahora estaba solo, sin sus amigos y no podría hacerme nada. Tome mi celular y marque su número.

—Está bien, de todos modos creo que necesito un tiempo a solas. —Le había cancelado a Tom y no le dije a nadie que me vestiría de Daniel. Cuando llegue a la cafetería trate de hacer que el me viera y se diera cuenta de que estaba ahí. Lo cual no fue para nada difícil. Estaba sentada en una mesa en la parte de arriba cuando el acerco y se quedo
de pie frente a mi.

—Daniel—Lo mire a ver y le regale una sonría de medio lado el me la devolvió.

—Tom casi no te reconozco, es que como no vienes con tu grupito de amigos. ¿Quieres sentarte?—El jalo la silla y se sentó enfrente de mí.

—¿Por qué te apareces así?

—No sé, yo vivo por aquí. Tú eres el que se aparece. —Me observo y sorbió un poco de la malteada que tenía enfrente—Creo que el destino
me quiere decir algo.

—Te quiero hacer una propuesta Daniel. —Lo mire un poco
impaciente, sabía lo que seguía—Quiero que estés conmigo y mis amigos, no acostumbro decirlo pero eres demasiado bueno, y necesito a personas como tú. Por aquí soy el que manda. —Solté una carcajada y lo mire.

—Tom Kauitz, bueno creo que sería una estupenda idea, pero que quede claro que soy mejor que tu.

—Me levante y deje un billete para pagar lo que había consumido. Estaba dispuesta a irme.

—Te espero mañana aquí mismo —Sonreí victoriosa y camine hasta la salida del lugar, había logrado lo que quería, ahora solo quedaba
saber si le gustaba a Andy y la forma de solucionarlo.

Andy era mi pareja en casi todas las clases, no me hablaba mucho pero siempre que Tom se me acercaba, el se incomodaba y no paraba de fulminar a Tom con la mirada. Me resultó curioso que Tom parecía no notar que Andy le tenía envidia o estaba enojado con él por algún motivo.
Esa tarde tuve que ir a su casa pora hacer una tarea, Andy vivía en la misma zona que Tom. Su casa era como la de Tom, pero si la casa de Tom se veía vacía y solitaria la casa de Andy tenía un toque de abandonó, apesar de que estaba muy limpia y olía a comida recién echa. Su padre es socio del padre de Tom y de su madre no sabía mucho.

—Tom me conto que ayer platico con Daniel, o sea contigo—No le hice caso y continúe haciendo la tarea.

—No sé a qué te refieres, ayer no vi a Tom.

—Que mentirosa eres Adela, no sé porque te empeñas en ocultar algo que ya se.

—Por que es mentirá solo soy Adela, y eso es todo. Porque no mejor me dices tú la verdad, porque amigo de Tom no eres.

—Claro que soy amigo de Tom. No entiendo eso.

—Si fueras amigo de él—permanecí callada y lo mire—¿Por qué no mejor dices la verdad? ¿Por qué no mejor admites que te gusto demasiado? y por eso no me dejas de molestar. —El se quedo callado cuando dije eso y me miro incomodo. El silencio se prolongo hasta que rompió el silencio.

—Tienes razón—Ahora estaba alterado. —No considero a Tom mi amigo y si estoy con él es solo para vengarme. Y claro me encantas y como siempre el maldito es un especialista en
quitarme las chicas que me gustas. Lo más increíbles es que estoy aquí confesando mis intenciones. Y...y—Lo mire asustada, si le gusto.
Bill tenía razón, se acerco a mi—Y tú me vas a decir de una vez que eres ese maldito de Daniel, porque yo ya lo sé. —Retrocedí hasta chocar conla pared de su casa y lo mire un con cierto temor cuando él me acorralo ahí.

—Ey ya basta aléjate de mí...—Lo empuje y sin éxito alguno y entonces cuando menos me lo esperaba su rostro estaba demasiado cerca del
mío y sus labios sobre los míos...


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