lunes, 1 de septiembre de 2014

Capitulo 17


Capítulo Diecisiete: Primeras caricias, nuevas sensaciones.
Tom me miro incomodo, era claro que nunca estaba con sus padres y ahora de repente ellos venían a convivir un rato con él y su novia. La madre de Tom tomo la mano de su esposo y nos observó. No podía creer que esa mujer fuera la madre de Tom, era muy joven y bonita, su padre se veía elegante pero era mayor que su madre. 
—Papá, ¿No tienes nada que hacer hoy?
—Hoy me tome el día libre, me eh sentido muy cansado.
—Mamá seguro que tienes que ir con una de tus amigas.
—Si tenía porque tu padre me hablo para que regresara a la casa.
— ¿Qué pasa Tom? Somos tus padres, ¿Por qué no quieres que estemos en la casa?
—Por que no. Yo estoy con Adela y ustedes nunca están, y precisamente hoy se te ocurre sentirte cansado y quedarte en casa. Eso no se vale papá.
—Tom—Apreté su mano un poco el me miro y yo a él. —No te preocupes me agradan tus padres.
Tere apareció en la sala.
—Ya está lista la cena. —Los padres de Tom fueron los primeros en levantarse y ocupar sus lugares en la mesa. Estaba muy claro que Tom no quería convivir con sus padres.
— ¿Puedo cenar en mi habitación?
—Está bien—Su padre suspiro. — ¿Eso es lo que quieres? Apenas terminemos de comer tu madre y yo nos vamos. Y si no quiero verte en lo que queda del día Tom.

Tom me jalo esta su habitación Tere nos llevó ahí la cena.
— ¿Por qué hiciste eso? Era tu oportunidad.
—Ellos son tan inoportunos, no sé por qué de la nada quieren convivir conmigo, toda mi vida desde que nací me han ignorado.
—Pero ahora…
—Adela ya basta. Solo quiero estar sin ellos.
—Está bien, pero si eres muy raro.

Caramelo estaba con nosotros pero después ella se fue de la habitación y nos dejó solos a ambos. Estábamos sentados en medio de su cama. Tom abrió un poco la ventana para que entrara el aire natural. Platicábamos de nada en especial, me miraba, lo miraba, me sonreía, le sonreía. Cuando estaba con Tom sentía que el tiempo pasaba lento, que el tiempo se detenía para ambos. Él se acercó a mí y sin avisarme aprisiono mis labios con los suyos. Y después él me fue obligando a que me acostara en la cama, y por lógica su cuerpo quedo encima del mío. Y continuo besadme, era lo que hacíamos: nos besábamos, y después nos besábamos más. Una de las manos de Tom comenzó a acariciarme mientras él me besaba, yo solamente deje que lo hiciera. Sus manos recorrían mi cuerpo encima de mi ropa. Nunca había sentido esa clase de sensaciones que recorrieron mi cuerpo, pero era algo que me gustaba. Y no lo detuve. A pesar de que para mí, mi cuerpo era algo mío, algo que nadie más que yo podía tocar, con Tom era diferente a él le estaba permitiendo lo que nunca le había permitido a nadie. Tom se detuvo para observarme, le sonreí y pase mis manos alrededor de su cuello.
—Te amo—Le dije y lo volví a besar.


El domingo cuando desperté en casa solo estaban mis tíos Bill se había ido muy temeroso a ese partido, pero cuando le hable solo se escuchaban los gritos de la afición, y las de él, insultando a los jugadores para que metieran gol, y decía que el futbol era algo que no le apasionaba, obviamente yo me estaba  muriendo por ir con ellos, pero en su lugar le dije a mis tíos que me acompañaran a visitar a mis padres. Ambos habían sido enterrados en el mismo lugar y cuando murieron sus cuerpos fueron trasladados a Leipzig, el lugar a donde nacieron y donde ahora vivía. Así que ese domingo intente llorar nuevamente pero mis resultados fueron los de la primera vez. No llore, no pude.

—Hola Bill. ¿Cómo te fue?
—Bien. —Lo dijo en un tono tan bajito que no pude descifrar lo que dijo?
— ¿Qué te ocurre?
—Perdí la voz, por estar gritando…
—Y dijiste que no te divertirías.
—Fue Genial—Me aventó un balón de futbol.
— ¿Qué es esto?
—Es el balón con el que jugaron, Tom lo consiguió para ti y tiene  unas firmas. Sabías que con solo decir su nombre consigue lo que quiere. Ahora me llevare más con él.
Me quede sorprendía, y lo guarde como uno de mis mayores tesoros.


—Hola Daniel—Llegue al parque justo a tiempo. Tom estaba platicando con Andy y Georg, cuando Andy me miro solo sonrió y continuo con la plática que tenía con Georg.
—Daniel ¿Te puedo hacer una pregunta?—Tom me miro y yo asentí con la cabeza. —Te parece si damos una vuelta.
—Si por que no.
Íbamos juntos, des vez en cuando bajaba un pie de la tabla para impulsarme y después mantenía ambos pies en la patineta.
— ¿Tú crees que a Andy le guste Adela? —Me detuve en seco, ahora hasta Tom lo sabía.
— ¿Por qué dices eso?
—Bueno por la forma en la que la ve y en la que habla de ella. No lo culparía si él quisiera a Adela, Adela es una niña muy especial y bonita.
— ¿Se lo has preguntado abiertamente?
—No, no me atrevo. Considero a Andy un hermano y no me gustaría que hubiera problemas por eso.
—Un hermano. —Respondí y desvié mi vista hacia él, después de todo Andy no consideraba un amigo a Tom.
—Sí. Y no sé qué hacer porque yo amo a Adela y no la quiero dejar.
—No te preocupes a Andy no le gusta Adela, es solo que tú te haces ideas en la cabeza.
—Tienes razón.

Regresamos con ellos y platicamos como si nada, después de todo Andy fingía bien.
—Eh, creo que nos van a disculpar, Georg y yo tenemos que hacer algo—Dijo Tom
—No hay problema—Contesto Andy

Andy se quedó conmigo, estábamos sentados en una banca el me miro y sonrió. Después cuando Tom y Georg ya no estaban cerca me quito la gorra, y acomodo mi cabello.
—Te vez mejor así. ¿Quieres tomar una malteada?
—Si—Nos levantamos y caminamos hasta la cafetería, de paso igual me cambiaba.
—Creo que lo haces bien, mucho mejor que cualquier hombre skate que haya visto, pero una persona te supera y no me dejaras mentir. Ariana.
—Si ella es experta en esto, yo no mucho.
—Adela ¿Cómo es que se te ocurrió todo esto?
—No sé, solo se me ocurrió.
—No importa eso te hace mejor, más interesante.
Estuvimos platicando alrededor de una media hora en la cafetería y como estaba anocheciendo él se ofreció a acompañarme hasta mi casa, no me opuse porque estaba un poco obscuro. Andy platicaba de sus cosas en el camino y yo igual, pero paso algo extraño, a la hora de despedirnos el me miro y yo a él.
Fue demasiado fácil cuando él me abrazo pararme de puntitas y abrazarlo igual. Fue como cuando Tom me abrazo por primera vez, sentí demasiado fácil eso, normalmente para despedirme de algún chico usaba un saludo inventado pero Andy me tomo de la cintura y me abrazo con tanta facilidad que para mí igual resulto de esa forma. Solo me había pasado con una persona. Tom.
Y ahora Andy encendía y encontraba otra parte de mí que no conocía.

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