sábado, 27 de septiembre de 2014

Segunda Temporada—Como solíamos hacerlo.


Capitulo Dos: Aquel desesperado deseo del corazón.
Tom


—Te amo, Tom. Tom te amo, promete que algún día volveremos a estar juntos. Tom eres el amor de mi vida.
Aun podía oír su suave y dulce voz en mis sueños, para mí siempre era un placer soñar con su rostro, poder volver a tocarla en mis sueños era algo enfermizo pero también era lo más cerca que podría estar de ella.

—Tom…Tom—Sentí un leve empujón y abrí nuevamente los ojos
— ¿Qué hora es?
—Son las 6:30 am, ya vamos a aterrizar.

Un viaje no muy agotador de Francia a Leipzig, no me agradaba mucho volar pero mi padre quería que estuviera lo más pronto posible en Alemania ¿Cómo si en verdad me necesitara en la empresa? Mire atreves de la ventana cuando el avión comenzó a descender. Y me volví a sumir en mis pensamientos y recuerdos. Mire de reojo a Nicole que llevaba en sus brazos al pequeño Dave, no fue nada fácil convencer a mi padre que ese niño no era mío, cuando le dije que quería que Nicole viniera igual conmigo y se quedara unos días en la casa mi padre pensó que era mi amante y que le pequeño Dave era mi hijo. Y estuvo a punto de retirar su supuesta oferta de trabajo aunque él quería un nieto y que la madre fuera Adela, yo no estaba seguro de hacerlo. Solo regrese para verla para estar una vez más cerca de ella. Para buscar una forma de poder acercarme a ella y de decirle todo lo que nunca le había dicho.
Al llegar ya Paul nos esperaba afuera del aeropuerto me recibió como se suponía que debía hacerlo mi padre, y me dijo que teresita me había preparado mi comida favorita para la cena. Y él pensó que Nicole era mi novia y que el pequeño Dave era mi hijo y Teresita creyó lo mismo. Y mi padre no estaba y mi madre tampoco. Como cuando tenía quince años, volvía a estar solo.

—Nicole, necesito que me organices mi agenda, de acuerdo al plan de trabajo de mi padre. Mañana iremos a conocer la empresa.
—Si pero necesito buscar alguien que cuide a Dave.
—Por eso no te preocupes, querida—Teresita se acercó a ella y extendió sus brazos para cargar al niño— ¿Puedo?
—Claro. —Le dijo mientras le entregaba al bebé
— ¿Cuántos años tiene?
—Uno, apenas cumplirá 2 en junio.
—Es hermosa y muy tranquilito—Dijo Tere con cierto aire maternal. —Tom, hijo tus padre nos tardan en llegar, los vas a esperar o te ayudo a desempacar.
—No. Voy a salir.
—Pero acabas de llegar. Pensé que querías darte un baño y dormir un poco son las 10 de la mañana.
—Si nana, me voy a bañar pero no creo poder dormir.
—Bueno hijo, entonces prepare tu tina y regreso en seguida.

Teresita siempre había ocupado el lugar de mi madre, y Paul el de mi padre. Sabía que ellos estaban casados y que Tere nunca pudo tener un hijo, y entonces cuidarme a mí fue como un gran regalo para ellos y para mí. Todas las navidades las había pasado a lado de ellos y también los cumpleaños. Y ahora que esperaba un poco de cambio de parte de las personas que se hacían llamar mis padres, no lo veía.  Antes en mis duros días de adolecente un chico llamado Daniel me ayudaba a no sentirme tan mal, aunque en realidad ese chico no existía y en su lugar existía una chica hermosa de cabello lacio y muy rojo, un poco testaruda, muy agresiva y nuevamente hermosa llamada Adela. Ella igual que su otro yo Daniel me habían ayudado mucho. Y justo ahora no tenía a ninguno. Nicole era una gran amiga pero no era lo mismo a ella la quería mucho y a Adela la amaba. Me sumergí en la tina de agua tibia más de media hora con los ojos cerrados pensando en que estaría haciendo ella, como seria, en recordar su tacto y sus suaves manos al tocarme.

—Adela—Suspire muy hondo al recordar su bello rostro.
Y decide que era tiempo de salir e ir a buscarla a averiguar si estaba en la ciudad si ella igual estaba pensando en mí.

—Nicole, ¿te molesta si te muestro mañana la ciudad? Ahorita tengo un asusto que resolver.
—No importa yo estoy desempacando.
—Gracias, por eso te quiero.

Salí en dirección al garaje ahí mi padre tenía guardadlo todos los automóviles y es que algo que compartíamos era eso el amor a los buenos coches. Y tome las llaves del primero que vi. Solo quería ir a algún lugar en donde ella pudiera estar.
 
“Qué demonios haces, ni siquiera sabes si está en la ciudad”

Estuve a punto de estamparme contra un poste de luz cuando escuche esa extraña voz en mi cabeza.
“Vamos no seas estúpido, de seguro ella ya tiene a alguien más, regresa a tu casa y toma un trago o dos”

¡Joder! Me estoy desquise ando cada vez un poco más Nicole tenía razón y tenía que dejar de tomar y empezar a buscar solución a mis problemas.  Frene de golpe frente al parque en donde solíamos juntarnos y entonces recordé a Andy, un chico rubio y muy inteligente pero poco popular hasta 4 año del instituto justo cuando comenzó a llevarse conmigo, siempre vivió a mi sombra él y Georg solían ser mi sequito de seguidores. Pero ahora no sabía en donde estaban y tampoco creo que Andy me siguiera agradando después de que intento y fallo muchas veces quitarme la atención de mi hermosa ex novia Adela.
Observe el lugar, y se veía diferente el parque estaba pintando en su totalidad de un carmesí intenso y la cafetería seguía ahí. Sonreí y continúe mi camino hacia mi destino. No sabía qué demonios hacia ese día y menos porque estaba conduciendo hacia la casa de los tíos de Adela. Si el señor Gordon me había prohibido aparecerme a no menos de 10 metros de su casa. Pero tenía la necesidad enfermiza y demente de verla.

“Enserio que eres un imbécil, joder ya ve a otro lado. Ella no está aquí”

Suspire y me asuste a un más, si te hablaban voces en la cabeza era porque enserio estabas algo tocado o tenías un enfermedad mental o simplemente era que no había dormido lo suficiente. O al menos eso quería hacerme creer.
Me estacione en la esquina de la casa de los Trumper y baje del coche sin pensarlo, y como por arte de magia comencé a caminar en dirección a la reja que estaba en la entrada la cual llevaba a un hermoso jardín y después del agradable jardín a la puerta principal.
“¿Qué demonios haces Tom Kaulitz? Regresa ahora mismo al coche, ella no esta”

—Cállate—Me dije a mi mismo mientras avanzaba hacia el lugar.

Y en ese momento paso algo que me hizo retroceder; un grupo de personas salió de la casa, dos chicas y tres chicos. El más alto era ligeramente más moreno que cuando se fue de Alemania, estaba mucho más alto que antes, y su cabello era rubio. La chica que iba tomada de su mano era más bajita que él, su cabello era café y sus bonitos ojos lo miraban con tanto amor. Eran Ariana y Bill. A su lado estaba Gustav riendo con Georg al cual le se le habían formado unos músculos y se veía más grande y malo que cuando estábamos en secundaria.

—Enserio que no me puedo creer que sean novios—Dijo mientras observa a la otra pareja. La chica observo a Georg y se quitó la gorra que tenía en su cabeza.
Su cabello era largo y caía como cascada hasta la cintura, su tez era blanca y sus ojos verdes, estaba más alta y su perfecta figura no había cambiado mucho, era delgada hermosa y hermosa.
— ¿Cómo sucedió?—Ella tomo la mano del otro chico y sonrió.
—Es una larga historia.

Su novio era más alto que ella, y tenían un pequeño parecido su tez era igual de pálida su cabello era de un rubio platino sus ojos azules y no era para nada el tipo más inteligente.

“Te dije que regresaras al coche, que imbécil eres. Vamos no te quedes ahí, camina y lárgate de ahí, ella ya tienen a alguien”. Ordeno mi subconsciente y por primera vez le hice caso.

Como era posible que Andy sea el novio de Adela, no podía ser cierto. Tenía que ser una pesadilla. La peor sin duda alguna. O una clase de broma. Si eso tenía que ser. Adela mi Adela no podía estar ahora con ese imbécil.

Así que lo que quedo de la semana me la pase preguntándole a papá cuando estaría Adela en la empresa su respuesta fue pronto. Pero desde que llegue habían ido a limpiar una oficina mi madre me conto que esa era la misma que ocupaba en fallecido padre de Adela. Y que sería de ella; así que cada tarde después de ir a la empresa me iba a estacionar a una esquina de su casa esperándola. Pero ella nunca aparecía incluso una noche me quede ahí hasta al amanecer pero ninguna chica de cabello rojo salió de ahí. Una semana desde que había llegado y ella no aparecía en la empresa.

—Hola buenos días. ¿Qué se le ofrece?
—Hola, esta Georg.
—No, él está en el hospital.
— ¿Le ocurrió algo?
—No. ¿Quién habla?
—Soy Tom, Tom Kaulitz—La madre de Georg se demoró un poco en contestar a lo mejor tratando de recordarme.
—Ha Tom. Bueno mi hijo está en el hospital ya sabes él es un gran medico ahora.
—Oh claro. Me podría decir como lo localizo.
—Llámale al consultorio.
Y después de cortar la llamada hice otra esta vez me contesto su secretaria.

—Buenos días ¿En qué le puedo ayudar?
—Se encuentra Georg.
—El Medico ahora no puedo contestar está en una cirugía, ¿Es usted su paciente?
—Si…eh…no en realidad no.
— ¿Entonces cómo puedo ayudarle?
—Necesito una cita. Lo más pronto probable.
—Qué le parece hoy a las—El sonido de los dedos tecleando se escucharon—Hoy a las 6:30 ¿Le parece bien?
—Si está perfecto.
—Sea puntual señor Kaulitz. Que tenga un bonito día.

Y corto la llamada.

Tenía que ir y averiguar un poquito más de Adela, del imbécil de Andy y Georg era un gran amigo mío a menos esperaba que lo siguiera siendo.

—Sabes es una gran sorpresa, cuando leí mi agenda de citas nunca espera encontrar tu nombre. Ahora Tom dime en que te puedo ayudar. ¿Qué tienes?—Desvié la mirada observando su consultorio en la pared colgaba cada uno de sus diplomas y reconocimientos y en el escritorio una placa que decía Medico, cirujano en General; Georg Listing. Vaya que me sentía como un completo estúpido ahí. — ¿Qué te duele?
—El corazón.
—Tom eso es muy grave. ¿Te has hecho estudios?
—No seas imbécil. Hablo en sentido figurativo. —Me examino y suspiro decepcionado.
—Tom si quería una cita de amigos me hubieras llamado al celular. No me hagas perder mi tiempo.
—Tienes que decirme si es verdad que Adela es…es—Dolía decirlo en voz alta.
—Se van a casar. —Dijo después de un largo silencio.

Se me desfiguro el rostro y esta vez sí me dolió el corazón. Pensé que solo eran novios que no iban en serio que tal vez tendría una oportunidad.









miércoles, 17 de septiembre de 2014

Segunda Temporada—Como Solíamos hacerlo.






Segunda Temporada—Como solíamos hacerlo.
Capitulo uno. Malas intenciones.
Por: Tom





Tenía cierto dolor de cabeza, y le echaba toda la culpa al alcohol que había metido a mi cuerpo la noche pasada. Pero era 15 de enero y no había recibido ni una sola llamada de mi madre, o de mi niñera. O de mi chofer. Mi padre me había odiado desde que decidí no ser un gran empresario como él. Tanto así que cuando termine de estudiar simplemente me quito mucho de los lujos que tenía, aunque no me importaba del todo, después de todo yo era una persona que solía hacer las cosas por si sola.

—Buenas días—Salude al entrar al edificio.
—Buenos días Tom

Camine sin tomarle mucha importancia a nada, era típico de mi llegar a trabajar al día siguiente medio borracho o crudo lo mejor del caso es que nadie se nada cuenta. Nicole se aproximó a mí con la agenda, se veía tan fresca y probablemente desde que me vio entrar a la oficina se dio cuenta que no estaba en mis cinco sentidos.

—Tom, te he estado llamando Martin está muy desesperado, te está esperando con todas las modelos en el estudio de fotografía.
—Pues no lo hagamos esperar más. Vamos. —Camine hasta el estudio sin detenerme a dejar mis cosas—Puedes ir por un café bien cargado.
—Oh Tom. ¿Volviste a tomar?
—Nunca lo deje de hacer, ahora por favor, ve por el café después hablamos.
                                                                                                
Nicole era la única de mis asistentes que me había durado dos años, todas la demás se habían ido después de darse cuenta que lo que paso entre ambos solo era de una noche, Nicole ella tenía un hijo de dos años, y desde que llego a mi vida se había vuelto mi mejor amiga. Así que ella sabía casi todo lo que había ocurrido en mi vida. De Adela, no sabía nada más que estaba con su perfecta vida en Cambridge. Y la última vez que hablo conmigo, fue para decirme que era un idiota pero que no era más idiota que ella por haberme creído. Realmente no sé qué le hice. Pero las mujeres son así. Se molestan sin motivo alguno y simplemente desaparecen de tu vida; supongo que termino de estudiar, que ahora tiene un trabajo y que tal vez tiene a alguien. Que de seguro es como ella.

— ¿Dónde demonios estabas? Estamos retrasados una hora Tom.
No importa donde estaba. Lo importante es que ya estoy aquí, y que terminamos en un segundo.
— ¿Estabas tomando?—Me dijo mientras quitaba los lentes oscuros—Demonios Tom. Ya el alcohol hace mucho daño.
—Vamos ni siquiera mi madre, me regaña para que…
—Después hablamos.
—Necesito más luz—Le dije mientras los chicos del staff trabajaban y entonces me puse a examinar a las modelos antes de empezar la sección de fotos. Mi vista se detuvo en una pelirroja de piel apiñonada y ojos marrones—Martin—El me miro desde la otra esquina y se acercó.
— ¿Ahora qué demonios paso?
—Quiero que me digas como se llama la chica que está en medio de todas.
—Anahí ¿Ay algún problema?
—Sí, ella es pelirroja y creo que habíamos acordado que yo no trabajaba con chicas con el cabello rojo.
—Joder, Tom no se cual sea tu puto trauma con las pelirrojas, lo cual me parece estúpido, Anahí es bonita.
—No estoy diciendo lo contrario. Creo que mi contrato dice que yo puedo despedir a las modelos, y te puedo despedir incluso a ti porque al final yo decido si las cosas están bien.

Martin me observo incrédulo, y sin poder articular palabra alguna. Y yo lo veía con una sonrisa en los labios, no estaba dispuesto a trabajar con alguien que tuviera algún parecido con Adela.
—De acuerdo. Lo solucionare. Ve a tu oficina y regresa en una hora.
—Así me gusta.

Camine a mi oficina y en el camino me encontré a Nicole con mi café.
—Tom, estén ay alguien en tu oficina que quiere verte.
—Si es Campbell. Ve y sácala para que me pueda relajar.
—No, no es Campbell, a ella le prohibieron la entrada a las oficinas hace unas semanas.
—Esa es una excelente noticia. Si es alguna otra chica igual sácala.
—No es tu padre.

Me detuve en seco, antes de captar lo que ella había dicho que yo recuerde no había salido nada acerca de mí en las noticias o en las revistas que avergonzara tanto a mi padre para que viniera personalmente a verme.
—Por favor que nadie me moleste.
—Sí, lo tengo bajo control. Él está en tu oficina.

Asentí y antes de abrir la puerta tome una gran bocanada de aire. No sabía a lo que me enfrentaría hoy.

—Buenos días. —La silla del escritorio giro y ahí estaba mi padre, sentado bebiendo lo que parecía ser Wiski si había un culpable de mi problema de alcoholismo ese era mi queridísimo padre— ¿Qué demonios haces sentado en mi silla?
—Vamos, hijo pasa, toma asiento—Lo miro ofendido y el soltó una carcajada. —Que grande estas Tomy.
—Tom. Papá Tom.
—Bueno Tom, dime quieres tomar algo más fuerte que un café.
—No, ¿Dime que quieres?
—Oh vamos hijo así tratas a tu padre después de haber seguido el  camino que yo no quería.
—Dime que quieres estoy ocupado.
—Está bien.
—Quiero que regreses a casa con tu madre, conmigo y con Paul y Tere.
— ¿Qué te hace pensar que regresare?
—Te tengo una oferta de trabajo. —Y no pude evitar reír.
—Vamos, quieres que yo tu único hijo incompetente regrese a casa para trabajar contigo. Hay por favor padre deja de tomar que el alcohol te está matando las neuronas. ¿Para que regresaría a casa?
—Por ella—Dijo sosteniendo el portarretratos. —Me tome la libertad de quitar la foto que estaba ocultando una muy hermosa foto
—Dame eso—Le arrebate la foto de Adela de quince años. Que estaba debajo de mi foto con mi perro caramelo, que la escondía muy bien.
— ¿No vas a preguntar que tienen que ver Adela en este asunto?
— ¿Qué tiene que ver Adela en este asunto?
—Sabias que el padre de Adela fue mi socio por mucho tiempo, claro antes de que decidiera quitarse la vida. Y dejar todo lo que le pertenecía a su hermosa, inteligente y única hija que tuvo. Mira Tom, hace unas semas se leyó el testamento de Daniel Trumper mi más grande socio y porque no decirlo amigo—Dijo poniendo sus pies encima del escritorio. —Y bueno recuerdo que tú y Adela fueron novios, pero hasta para eso fuiste un completo imbécil y la dejaste ir. Y no pude decirle nada porque ella aun no tenía idea de cuánto le había dejado su padre.
—Estas diciendo que Adela es tu…
—Si así es hijo mío. El testamento tenía una cláusula que decía que si Adela no estudiaba nada relacionado con empresas entonces todo pasaría a mí, y yo quedaría como el socio mayoritario de la empresa. Pero me lleve una decepción al descubrir que la pequeña Adela es una de las mejores economistas. Y por lógico todas las acciones de su padre pasaron a pertenecer a ellas.
— ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué la seduzca y la convenza de que te ceda sus acciones?
—Vaya me enorgulleces no eres tan imbécil como pensaba. Pero no es exactamente lo que quiero. Yo quiero que la conviertas en mi nuera. Quiero que te cases con ella y que tengan un hijo, así pues no me dolerá tanto cuando tenga que dejarle toda la empresa a ella o a mi futuro nieto.
—No lo hare.
—Vamos Tom, sabes que si lo harás solo que como siempre te estás haciendo del rogar. Oh bueno que te parece si solo la embarazas para que me des un nieto que estudie lo mismo que ella y se convierta en el heredero. Así la empresa quedara en manos de un Kaulitz
—Lárgate. No lo hare.
—Bueno no pienso discutir contigo, pero en caso de que cambies de opinión debes de estar en Leipzig, en la nueva casa antes del 10 de marzo.  Y aquí te dejo la dirección del departamento en donde estamos tu madre y yo. A Paul y Tere les gustara verte. La cena es a las 8.

Y sin más que decir salió de mi oficina.

Mi padre se había vuelto un completo lunático. Nunca hubiera pensado que él y el padre de Adela estuvieran asociados. Y ahora solo por su ambición quería que fuera al encuentro con Adela.

—Dime Tom, ¿Qué pasa?—Dijo Nicole.
—Necesito que reserves dos boletos de avión, con destino a Leipzig, para el primero de marzo. Uno es para mí y el otro es tuyo. Porque voy a hacer un viaje largo.
—Tom pero yo no tengo familia ahí.
—No importa te quedaras conmigo. Y vas a llevar a tu bebé. Ya me voy, cualquier cosa me llamas al celular cenare en casa de mis padres esta noche.
—De acuerdo.

Me encamine a la salida pensando en la decisión que acababa de tomar, no es que pensara que Adela me esperaría con los brazos abiertos pero necesitaba con urgencia regresar a ella y verla, para saber si de verdad la había olvidado o solo yo me hacía al idiota creyéndolo y engañándome a mí mismo.

—Sabes me alegra que lo hayas pensado bien. Ya vas a ver que ella estará muy feliz de verte.
—Papá pero que se supone que hare en tu empresa.
—Bueno ya que no tienes habilidades para la economía o finanzas tú vas a ser el jefe de producción y eso. Ósea estarás en el área en donde se producen los comerciales y videos y todo eso que tú sabes hijo—Mi padre me abrazaba mientras seguía bebiendo.
— ¿Dónde está mi madre?
—No tarde en llegar, ya sabes cómo es ella. ¿Saludaste a tu niñera?
—Si también a Paul.

El departamento donde se estaba quedando mi padre era grande y aproveche para echar un vistazo a algunas revistas que la tenía ahí. Me llamo la atención una en especial era un numero reciente donde hacían oficial el nuevo cargo de Adela en la empresa de mi padre, mencionaban a su fallecido padre y  a ella la adornaban como todo lo que era una mujer hermosa, inteligente y muy capaz. En la portada estaba ella que vestía como toda una ejecutiva a lado de mi padre pero en la revista no mencionaban más acerca de su vida y yo moría de ganas de saber si ella tenía novio, amenté o algo que se le pareciera. Aunque no quería saberlo porque bien sabía que aunque no lo aceptara me moriría de celos.

martes, 16 de septiembre de 2014

Como Solíamos hacerlo— Segunda Temporada.




Prologo- Por: Adela.


Suspire, justo antes de que me besara.

Eso fue lo único que recordaba, después de aquellas desastrosas vacaciones a lado de Tom. Justo el día que nos despedíamos, me había jurado que estaríamos en contacto y que a pesar que él estuviera en Francia y yo en Cambridge, mantendríamos nuestro noviazgo el. Pero eso no ocurrio. 

Siete años habían pasado desde que fuimos novios y cinco desde aquellas vacaciones. Pero aun podía recordarlo como si hubiera sido ayer aunque ya no me importaba del todo, total que ya no tenía 14 años, ahora tenía 24, en este año cumpliría 25 y estaba feliz porque tenía más de 6 meces que había acabado mi carrera en Harvard, eso sin contar que yo soy feliz con mi novio. Si mi noviazgo con Andy había empezado poco después de que pasaran las vacaciones de aquel espantoso año mi tío siempre lo invitaba con la finalidad de que nos acercáramos hasta que la navidad del 2009 lo consiguió, fue un poco difícil mientras estuvimos viviendo en diferentes lugares. El en Boston estudiando medicina y yo en Cambridge estudiando economía,  no fue fácil pero el año pasado ambos nos mudamos a un departamento a Cambridge el hacia su residencia en un hospital de la ciudad y probablemente pronto regresaríamos a Alemania y eso me hacía realmente feliz. Regresar a Alemania, mi estadía en Estados unidos, había sido realmente una emoción porque en esos cinco años, Andy y yo no solo habíamos recorrido casi todas las ciudades de este país si no que habíamos viajado a más países en las vacaciones y habíamos conocido ya muchas culturas y tradiciones.

Me moví un poco antes de despertar y pestañe el doble para abrir bien los ojos. Me dolía un poco la cabeza, la fiesta de la noche anterior no había sido para nada aburrida, no estoy acostumbrada a tomar pero ayer me excedí un poco. Normalmente siempre nos despertamos temprano, aunque hoy no tenía muchas ganas de levantarme de no ser por el hecho que tenía una cita de trabajo, era raro pero siempre nos hacíamos responsables a la mañana siguiente después de una fiesta siempre erramos puntuales para atender los pendientes. Aunque uno normalmente no hace nada el primero de enero.

—Andy—Mi voz resonó por la habitación cuando me desperté y no encontré a mi lado a Andy. Mire el despertador, era medio día.
—Estoy en la cocina.
Me levante de un salto de la cama y me vestí con la pijama la cual no había tomado tiempo de ponerme. Pues realmente fue una fiesta. Me encamine a la cocina, y al entrar sentí el olor de lo que probablemente sería mi desayuno.
—Buenos días bella durmiente—Me dijo mientras ponía la mesa.
—Lo siento es que bueno…
— ¿Qué tal te trata la resaca?
—No muy bien.
—Te prepare café, eso te ayudara.
—Gracias—Le dije sentándome en una de las cuatro sillas que tenía la mesa del comedor. Él se sentó justo delante de mí mientras me observaba comer los espaguetis— ¿Qué?
—Nada, es solo que me preguntaba si ya tienes una respuesta. —Dijo mientras sorbía de su jugo mirándome comer.
—Bueno pues aun no tengo una respuesta
— ¿Acaso no estas convencida de nuestro amor?
—No es eso—Mire hacia la ventana y el día estaba nublado—Parece que lloverá—dije intentando cambiar la conversación, no quería empezar otra pelea.
—No me cambies el tema.
—Andy es solo que no estoy lista para casarme, ¿Por qué tanto a fan con eso? Somos jóvenes.
—Vamos Adela, llevamos 1 año viviendo juntos es como si lo estuviéramos. Quiero regresar a Alemania siendo tú mi esposa. Pero en lugar de eso tú me sales con la estupidez que quieres ir a vivirte sola, sin darte cuenta que estás dando un paso hacia atrás en nuestra relación.
—No—Le dije muy molesta. —Pensé que había quedado atrás ese tema.
—Por supuesto que no—alzo la voz, más de lo que estaba acostumbrado a hacerlo cuanto estábamos discutiendo. —O creo que ya sé por qué no quieres regresar. Ya que el padre de Tom te ofreció un trabajo en su empresa tienes la esperanza de reencontrarte con él. Es eso. —Dijo molesto.

Y mire el reloj. Entonces lo deje ahí molesto y me metí al baño, tenía una cita con el padre de Tom. Quería que trabajara en su empresa, tanto que un mes antes de conseguir mi título había ido a hablar en persona conmigo. En fin que tenía que alejar todo pensamiento de la reciente pelea con Andy, antes de dirigirme al hotel en donde se estaba quedando el señor Jorg Kaulitz padre de Tom.

—Ya te vas—Dijo Andy desde el sofá de la sala. Asentí sin mirarlo y cruce de largo sin verlo hasta la puerta principal. —Te llevo—Dijo mientras se ponía de pie.

—No—Conteste con severidad—Llame un taxi y Charlie (el conserje) me dijo que ya está esperándome.

—Oh vamos Adela.

—Te veo a rato—Le dije y Salí del departamento.

 

Todo el viaje hacia el hotel donde se quedaba el padre de Tom, pensé mucho en lo que me había dicho Andy acerca de lo de Tom pero no me quedaban ganas de reencontrarme con el después de haber leído en millones de revista que Tom Kaulitz se había convertido en fotógrafo de las mejores marcas  en un mujeriego. Aunque esta ahora sabía que si aceptaba el trabajo en la empresa del padre de Tom no tendría que topármelo rondando por ahí, después de todo el solo era comunicólogo y fotógrafo y estaba muy lejos de mi mundo de economía y empresarial.

 

 

—Buenas Tardes—Dije al acercarme a la recepcionista, ella asintió con una sonrisa.

— ¿En qué le puedo ayudar?

—Tengo una reunión con el Señor Kaulitz.

—A sí. ¿Usted es Adela? El señor aviso que vendría—Me entrego un gafete. —Esta en el suite presidencial en el último piso. Le diré a alguien que la acompañe.

—No se preocupe le dije.

—Le avisare al señor que llego.

—Gracias.

Le dije y me dirigí al elevador. Juro que cuando vi entrar al padre de Tom pensé que me odiaría por lo que le había hecho a su hijo pero el simplemente se rio cuando le pregunte por Tom. Creo que sabiendo que Tom era comunicólogo y no empresario como a él le hubiera gustado, él prefería no mencionarlo.

Llegue al último piso y me dirigía a tocar el timbre pero entonces antes de que pudiera hacerlo el señor Kaulitz estaba delante de mí con una copa de lo que parecía ser Whisky p alguna bebida alcohólica, abrió sus brazos y me abrazo muy fuerte como si dos amigos se estuvieran reencontrado lo que a mí me pareció un poco extraño.

—Lo siento es que estoy emocionado, adelante querida. —Se hizo a un lado para dejarme pasar. — ¿Qué te ofrezco de tomar?

—Solo un poco de agua—Le dije confundida

—Vamos no quieres algo más fuerte.

—No, el agua está bien.

—Valla eres igual a tu padre.

— ¿Mi padre?—Como era que el señor Kaulitz conocía a mi padre y no me había dicho nada si el me conocida Tom me lo había presentado cuando fuimos novios. Y la última vez que hablo conmigo.

—Claro Daniel—Dijo apuntando el retrato del buro de la sala el cual sostuve entre mis manos era mi padre y el de Tom. —Estas aquí Adela no solo por un empleo de economista, tengo entendido que el testamento de tu padre se leyó hace unas semanas. Y es un placer saber que una chica tan talentosa como tu será mi socia. Como lo era tu padre.

 

Trague saliva aun confundida. Esto era algo más grande de lo que me pude imaginar.

 


Notas:
Y regreso nuevamente con la historia, estén al pendiente ya que esta historia la publicare cada dos días actualizare capitulo. Y Sera totalmente narrada por Tom, excepto el prólogo y dos capítulos más. Muchas gracias nos leemos pronto.





jueves, 11 de septiembre de 2014

Como Solíamos Hacerlo.-Segunda Temporada.



Después de cinco años, Tom y Adela se reencuentran. Pero ahora todo es Diferente, ya no son los mismos niños y Adela está a punto de Casarse con alguien que no Tom. Tom se da cuenta que podría haberla perdido desde hace mucho tiempo, se da cuenta que ahora ella hace todas esa cosas que solían hacer, con alguien más.


Reating: PG- 13
Categoria: Hetero
Personajes: Bill Kaulitz, Georg Listing, Gustav Schafer, Original Femenino, Simone, Tom Kaulitz
Genero: Drama,Lime, Romance
Advertencias: Ninguno
Pareja principa: Tom/ Original Femenino.


Pareja secundaria: Ninguna.

Epilogo.




 Epilogo.




31 de Diciembre del  2008. New York, EUA.
— ¿Y cómo te trata América?
—Pues muy diferente que Europa. Pero sabes es bueno que hayan decido pasar las últimas semanas aquí en new york, aunque sabes  Cambridge es igual de bonito que New York.
—Pues ya quiero ir, Bristol igual es hermoso—Aseguro mi primo, apenas ayer llegue a Leipzig y mamá estaba muy preocupada porque tendremos que viajar en víspera de año nuevo, no quería que pasaras año nuevo solo. Pero sabes que casi todos los vuelos están saturados.
—No te preocupes Galletas y yo estamos bien. Y mañana en la noche ya estarán aquí.
— ¿Y qué cenaste?
—En italianis, sabes que me fascina la comida italiana. ¿Ustedes que cenaron?
—Pues mamá no quería hacer nada sin ti, así que no preparo cena papá pidió pizza.
—Bueno mañana prepararemos una cena con mamá.
—Adela me tengo que ir, nos vemos mañana.
—Vale, y Feliz año nuevo.
—Igualmente. Te quiero mucho pelos de zanahoria—Dijo mi primo antes de cortar la llamada.
Hacia un año exactamente que me había mudado a Cambridge para estudiar Economía en la universidad de  Harvard, mi primo por otra parte se había ido a estudiar a Bristol Inglaterra. Por lo que sabía Andy igual estudiaba en Harvard pero él estudiaba en la escuela de medicina. Que se encontraba en Boston. Por lo que no me lo toparía rondando por Cambridge. Y eso me ponía muy feliz. Hacia frio pero me gustaba el frio, mis tíos y yo habíamos quedado de pasar unas semanas de vacaciones en New York. América era muy bonito pero para nada igualaba a Alemania, aunque el frio de New York me había recordar un poco a mi Alemania natal. Galletas comía muy a gusto en el asiento trasero de mi automóvil, mientras yo leía un libro que me habían encargado en la escuela. Bueno en realidad no lo leía, solo veía la tarjetita que había leído hacía dos años ya en un hermoso arreglo de flores que Tom me envió como disculpa, aunque en realidad yo no tenía que perdonarlo, él era más bien el que tenía que perdonarme. Y también ya hacían dos años desde que se mudó a Berlín, y dos años desde que no sabía nada de él. Más que por las revistas de economía y empresariales que solía leer, en ella casi siempre mencionaban al señor Kaulitz y a su familia y lo último que leí era que su único hijo se había ido a estudiar la universidad a Paris Francia pero enserio dudaba que Tom eligiera una carrera en economía o algo así, pues bien sabía que Tom no tenía cabeza para eso.

— ¿Quieres ir a dar un paseo?—Mire mi reloj y eran las 11:00 pm de la noche, pero estaba esta estacionada enfrente del central park y quería ir a dar una vuelta, realmente no tenía nada que hacer. Galletas me miro y ladro varias veces, aprobando mi petición.

Le coloque su correa y me puso un gorrito en la cabeza mis guantes y salimos al frio de aquella noche. A pesar de que habían pasado dos años, seguía esperando a que Tom reapareciera en mi vida, después de todo lo amaba y sabía que él me amaba a mí. No me sentía triste aunque si sentía que algo me faltaba. Aquel lugar estaba solo. Pero no importaba, de todos modos ya estaba acostumbrada a estar sola, bien recuerdo que mi única compañía desde que murieron mis padres, había sido mi perro. Con el que ahora estaba paseando en un parque solitario de América. Pensando en Tom. Y en cosas que no valía la pena recordar.
Me senté en la banca más cercana y deje que galletas corriera después de todo le hacía falta y él amaba tanto el frio y la nieve como yo, porque después de todo extrañábamos nuestro país de origen. Lo observaba y sonreía porque después de todo estaba sola en año nuevo a mil millones de kilómetros de mi país. Galletas se acercó corriendo mientras gruñía hacia un lugar oscuro, me dio miedo y me levante de la banca.
—Es hora de irnos—Le dije mientras lo tranquilizaba—Vamos, bebé—Pero no hizo caso y entonces de entre los arbusto salió un perro que se aventó contra el mío y empezó a gruñirle pero lo olfateo y entonces me miro a mi y camino como si nada, se paró de dos patas para que la acariciara—Oye yo te conozco—Le dije y mi corazón empezó a palpitar muy deprisa. Busque su medalla de identificación y en ella relucía tan brillante el nombre que quería encontrar.
Nombre: Caramelo.
Propietario: Tom Kaulitz.
Dirección: Av., 6 Paris Francia.
Trague saliva y busque a Tom si caramelo estaba aquí el igual debía de estarlo.
Sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho en cualquier momento.
Gracias, pensé que se había perdido. Parece que le has agradado. —La voz de Tom procedía detrás de mi espalda.
—Tom—Me gire sobre mi cuerpo y ahí estaba el.
—Adela—Me miro igual de impresionado que yo y permanecimos callados.
—Tom ¿Qué haces…?
—Lo mismo me pregunto.
—De vacaciones.
—Igual yo.
Permanecimos en silencio, observándonos unos a otros.
—Demonios ¿Qué haces aquí a estas horas? New york es una ciudad peligrosa, en especial para niñas tan hermosas.
—Solo quería dar un pase.
— ¿Quieres dar un paseo?—Dijo y me ofreció su mano. La misma que yo tome, antes de empezar a caminar. No podía creer que él estuviera ahí. Pero ahí estaba como siempre, como si no hubiera desaparecido por mucho, tiempo. Caminamos por la oscura y fría noche.
—¿Y qué tal te va Tom?
—Muy bien.
—Ahora vives en Francia
—¿Sí y tú vives aquí?
—No yo vivo en Cambridge.
— ¿Estudias en Harvard?
—S. pero por esta semana estoy aquí con mis tíos y Bill.
Caminamos por un buen rato escoltados por nuestros Perros, hasta que llegamos a una pista de patinaje, a la cual había ido unos días atrás y todo estaba tan solitario. Posiblemente todos estrían en sus casas con sus familias.
—Es muy hermoso aquí
—Mucho, pero nada como estar en Alemania.
—¿Extrañas Alemania?
—Mucho
—¿Me extrañas?
—Como no tienes idea.
Miramos a vernos, y Tom acaricio mi rostro.
— ¿Te he dicho que me encantan tus ojos?
—Muchas veces—Sonreí. —Te amo.
—Te amo.
Dijo y entonces apoye mi cabeza en su hombro, Tom consulto su reloj.
—Feliz año nuevo Adela.
—Feliz año nuevo Tom.

Y entonces nada podía ser mejor, estaba ahí con el contemplando el hermoso cielo de América, escuchando a lo lejos unas campanas que indicaban el inicio de enero. Por ahora todo era perfecto…



Sigueme